Porque las cosas cambian.
A ti que no me regalas el cielo, me subes a él.
Porque ahora prefiero dormir desnuda entre tu piel.
Porque me hice adicta a las alturas desde que vivo en tus
pestañas.
Porque una espalda maullada es mi punto de felicidad.
Porque mi cuerpo llovido y frío se adhiere al tuyo lleno de
mantas.
Porque eres tormenta sin ahogarme.
Porque te respiro al cuello para coger aire.
Porque soy más sonrisa, más desnuda y más libre que nunca.
Porque me deshago de los salvavidas de tu boca hecha agua.
Porque sabes despertarme verticalmente y dormirme del lado
izquierdo de tu vida.
Porque quise cambiar mi cama por un cojín azul y unas sábanas
quemadas.
Porque vivimos de amor, de galletas y poesía.
Porque quiero llenar tu cuerpo de heridas y lamerlas.
Porque cuando te vas regresas a mí para encontrarte.
Porque no me tienes miedo, y me presentas a tus demonios.
Porque soplo y te haces realidad.
En medio del café te deslizo mis razones sobre la mesa y mi boca
se llena de cenizas si no te beso.
Porque no pienso en ti, pienso en mí contigo.
Priscila De Lunas.
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