Cuando el amor es tan profundo, no podemos alcanzarlo.

 Bien dicen que el silencio de la madrugada hace mas ruido, aquí estoy, desvelada sin poder escuchar mas nada que tu silencio, que tu ausencia, seguramente estaré perdiendo la razón, escribiéndote a esta hora, a ti, que ni siquiera vas a leerlo, que no vas a leerme más, porque sé que las últimas palabras que te escribí te partieron en mil pedazos, y supe que estás viajando entre ciudades quizá tratando de pegarlos.

Aqui estoy yo, sin nada mas que pensar que en los errores que cometí, en las veces que nos mentí, en las veces en las que nos aferramos tanto a lo nuestro que las uñas se impregnaron en nuestra piel, nos sacaron sangre, lagrimas y muchas noches como estas para intentar curar las heridas.

Seremos solo eso ahora? Heridas? Cicatrices? Soledades de madrugada? Por mi parte, tu recuerdo me susurra, tu voz es indeleble, tengo frío sin tus manos, tengo nauseas sin tu olor. 

No quiero dejar de escribirte nunca, aunque ya no te escriba, aunque ya no me leas, yo sigo bajo aquel árbol donde el nido se secó y salimos a volar para no volver jamás, quizás creas que yo también me fui, pero no fue así, solo me caí, me caí y me golpeé tan fuerte que ya no pude volver a levantarme y tú por más que lo intentabas ya no podías hacerme volar.

Vaya madrugada, vaya decisión, esperando una señal del naufragio del amor, hoy con muchos recuerdos, con muchas dudas y  con mucho dolor, pero sobre todo, con todo el amor que alguna vez te di. 

Otro día más de nuestra ausencia, J. 

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