No necesito una respuesta.
Qué pasa cuando tus días empiezan a cambiar, cuando ya no te
sientas en la misma banca, ni te comes el mismo almuerzo a la misma hora en el
mismo lugar. Cuando hablas con alguien que todo el tiempo te dice que disfruta
estar contigo, cuando lees nuevas cosas y conoces diferentes estilos de vida.
Qué pasa cuando eres tú quien empieza a cambiar, cuando ya no piensas en las
mismas cosas, no escuchas la misma música,
ni dejas las mismas huellas. Ahora intentas pensar en quienes ya no están y en
quienes han llegado, intentas pensar en quienes por alguna razón puedes tocar
pero no sentir. Tus manos se vuelen insensibles a roses de costumbres y tus
ojos empiezan a descubrir nuevos mundos en otras miradas.
Qué pasa cuando una mañana te despiertas y puedes fumar
dentro de tu cuarto porque tu madre ya no está en casa para darte los buenos días
o un vaso con leche, te dijeres al baño y cagas con tu gato entre
las piernas. Qué pasa cuando tratas de hacerte ver como a los demás les gustaría
verte y por consiguiente a ti también;
aunque te incomode lo que llevas, pues nunca será tu talla.
Qué pasa cuando llegas a una habitación oscura llena de diferentes personas y solo sentirte bien estacionado junto a los que están
tan perdidos como tú y no solo en aquella habitación, también en la vida. Qué pasa cuando no recibes esa llamada que
tanto esperas durante el día, o ese mensaje, o esas sonrisas al final de la
puerta. Es ahí cuando sientes que la lluvia está ahogándote más de lo que debería,
que gota a gota se resbala sobre ti y te hace una herida cada vez más grande y
profunda.
Qué pasa cuando al terminar tus contratos recibes un buen
comentario, un buen saludo, alguna duda e incluso algún mal chiste, tomas tus
cosas y solo subes, caminas y te sientas en aquella esquina donde no hace tanta
brisa y a todo volumen escuchas aquella canción. Esa canción egocéntrica que odias porque conoce exactamente cómo te
sientes, sabe dónde meterse para que te duela más y sabe estacionarse para que
siempre puedas cantarla.
Qué pasa cuando ansías que el humo suba y pensar que a veces es bueno arriesgarse a
estar con uno mismo, a encerrarte en una baldosa con tus cinco personalidades,
cada una en una esquina tratando de
entenderse. Es imposible, tienen su propio camino y quieren seguirlo, pero está
ella, la del centro, la que siempre trata de mantener el ambiente unido y que por
alguna razón es aquella que continuamente necesita más compañía.
¿Qué pasa cuando no la encuentra? Qué pasa cuando aterrizas
y ya no quieres caminar las mismas calles, ni ver los mismos edificios, cuando
quieres esperar que el cielo se ponga color naranja y las estrellas empiecen a tomar su forma de
huellitas de animales. Qué pasa cuando llegas a la casa y encuentras todo igual
a como lo dejaste, con cosas que limpiar, latas que abrir, sin un “hola” o un “como
estuvo tu día” sin escuchar…
…Pasa que cuando llega el momento de enfrentarte con la almohada
no sabes cómo decirle que hoy la vas a traicionar, que la vas a empapar de
gotas contenidas en nostalgia y besos que se escurren en las manos, que el olor
de tu cuerpo ya no es el mismo azufre y el ruido del ventilador se pone
fastidioso. Pasa que sientes como si hubieras desaparecido por mucho tiempo y
nadie se haya dado cuenta, solo tu gato quien maúlla a gritos para que lo
alimentes.
Pasa que te sientas a escribir que tu día fue una descarga
emocional con la única persona que siempre sabe dónde está, aunque a veces no
quiera encontrarse. Es como si ya no vieras con los mismos ojos que has tenido
siempre, es como si te subieras en el bus equivocado y aun así disfrutaras del
viaje, con buena música y una ventanilla que te seca las lágrimas para que ya
jamás puedas volver alcanzarlas.
Que haber tomado decisiones posiblemente afectaran a los días
vecinos y piensas que: no hay nada de malo
en querer escapar, en querer usar un paracaídas y lanzarte hacia un vacío más
grande, para mí no es cobardía. Es como si alguien te previniera sobre una tormenta
y tú eliges si quieres mojarte o fumarte un cigarrillo bajo un techo disparejo.
P. de Lunas.
Ratos sin entrar , interesante todo ...
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