Fragmento.
"Estar entre la espada y la pared es una situación que se nos
da muy a menudo y más cuando son como yo, de esas personas que no pueden
quedarse quietas. Estar entre lo que debes hacer y lo que realmente quieres, la
verdad y la mentira, el querer y el sentir.
Yo creí haber encontrado una solución a todas estas: ¿por qué hacer una
sola cosa? ¿Por qué tener represiones? En
el mundo en el que vivo necesitaría otra vida para ser quien puedo ser sin
dejar de ser lo que ya soy o creo ser, estar en ambas situaciones se convirtió en
mi solución y mi castigo.
Alison fue el nombre que le pusieron mis padres a esa niña
nacida un viernes de abril a las 5:45
pm. Quizá es lo único que puedan
recordar ellos de mí, cuando apenas era una niña y no vivía atrapada en mis
vicios, en mis engaños, en mis vidas y personalidades, y sobre todo en el sexo.
Pero, ¿quién puede juzgarme? Si todos alguna vez hemos tocado fondo, nos
hemos perdido sin saber encontrarnos, todos cargamos nuestra propia cruz con el
peso correspondiente. ¿Que pasa cuando fingir es la única manera de conseguir
aquello que quieres?, a todos nos gusta pecar y ser un pecado, ser sangre que envicia
y fuego que quema. A todos nos gusta sentir otros poros abiertos muy cerca de
los nuestros, a todos nos gusta sentir el ardor de una respiración ajena, los vellos,
los olores, los roses. Hay tentaciones en las que no queda otra salida que caer
y ahora sé que fueron ellas las que me ha traído hasta aquí.
En mi caso, la cruz que cargaba pudo más que yo y me aplastó
sin ningún tipo de compasión, me llevó hasta los límites de mi misma, devoró mi
cuerpo y mi salud mental. Me hizo terminar con todo lo que tenía, que ahora que
lo pienso es más de lo que yo creía. Alguna parte de mí, quizá la que tuvo
siempre mayor fuerza, me llevó consigo a otro mundo del que nadie podía salir, ni siquiera yo. Arrastrando a todos conmigo, confundiendo
la realidad con una fantasía aparentemente placentera."
Cuento : Más de cien mentiras.
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