Sin marcas en las alas.
Hoy, me he encontrado con tu nombre al otro lado de la acera, estaba acompañado de todos tus apodos
y sinceramente
se veían mejor cuando yo los pronunciaba.
No quise llegar a saludar, pues tendría que recordar los miedos que me hacias arrojar por la ventana cuando tus caderas tomaban forma de escudo y yo creaba ahí mi refugio contra el suicidio.
Creo que uno de ellos me vio y me miro con cara de septiembre, como quien pide una moneda para poder seguir viviendo. Pero me fui.
Siempre supuse que si los volvía a ver estarían frescos, sin arrugas ni llenos de polvo; me equivoqué.
No estoy feliz ni guardo rencor pues así como se colaron en mi vida fue fácil verlos irse por las rejillas sin hacer ruido, dejándome libre, sin maletas ni invitaciones a restaurantes con vista al tiempo perdido.
Ahora tengo espacio en mi armario para colgar mis piernas pues a veces las uso para nadar de noche.
P de Lunas.
Comentarios
Publicar un comentario