El placer de un sueño
Deambuló entre el
reflejo de recuerdos amargos, remembranzas de episodios memorables, evocación
de momentos inexplicables, añoranza de instantes claves, esos…
Que obligaste llevar
al olvido y soltarlos como a una cometa sin saber dónde fueron a parar. Y ahora
tú, en otros besos, otros abrazos y yo, convertida en una simple observadora que calla, pero en mis
sueños, he tenido el placer de susurrarle al oído: no morí, me mataste.
R.D.N
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