Si tengo algo a mi favor, es que conmigo conocerás la forma más bonita de dar los buenos días.

Apareces descalza en los días en que creo no estar  lista para ti, apareces vestida de azul como si salieras de las aguas más cristalinas del océano, dando salticos pequeños para no morir en el intento.

Y yo, queriendo inmediatamente ir a salvarte o a ahogarme junto a ti.

Apareces como  la imagen huida que enamora, con esa voz gruesa que lastima, aparecen esos ojos que avivan y ese cabello ansioso de enredarse en garras.
 Te pareces a mi cura, a mi mejor decisión, te pareces a esa cosa bonita que siempre dicen que va a pasarme.

Pásame ahora, mi amor, que nacen letras para ti donde había un terreno infértil, pásame ahora, mi amor, que no me arrepiento de haber nacido de nuevo, de haber huido, de haber cambiado, porque al final me estabas esperando ahí, en aquella banca.
   
Tiende mi mente en una hebra de tu cabello y  descarrila mi ilusión en la primera estación, recíbeme en el parto, calma mis lágrimas y arrúllame en tu pecho. Quiero darte mis primeras palabras, quiero que me despierte tu beso, que mi andar sea hacia ti, guíame y estira tus brazos al verme llegar.


Vuelve a enamorarte de mí en un instante, vuelve a pedirme que me case contigo, prometo que esta vez voy a estar despierta. 

Buenos días Señorita. 




P. de Lunas. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando el amor es tan profundo, no podemos alcanzarlo.

DECRETOS SILENCIOSOS.