Aprende a despedirte.

Y si hay algo que nunca entenderé es la inconformidad de los enamorados, hay personas que nunca están conformes con lo que la otra persona le puede ofrecer, pero no se han puesto a pensar que tan difícil es complacerlos, que tan difícil es hacer que se sientan cómodos con nuestros demonios sin que estos se sientan reprimidos y con ganas de explotar en cualquier momento.  Cuesta entender que todos queremos de manera diferente, a todos nos cuesta la vida amar y convivir, somos seres inestables, segados por el placer y el afán de ser queridos.

Por ejemplo, al estar en una relación, tu pareja se vive quejando de que no eres romántico, de que no dijiste esto, no hiciste esto, no te acordaste de esto, esta amistad no me gusta, quiero que hagas esto, quiero que me des aquello y a pesar que quieres salir huyendo de ahí, tratas de complacer, de estar bien con esa persona y seguir sus reglas, pero como podemos esperar tanto sin dar nada a cambio. A pesar que lo intentas nunca podrás cubrir todos esos rotos de una relación, nunca podrás cumplir sus expectativas, porque siempre te exigirán más y si hay algo peor que eso, es que nunca estará conforme.

Mientras saben que  estas ahí van sacando cada pedacito de ti y  lo que queda  va perdiendo el miedo de irse, le va creciendo ganas de alejarse a pesar de todo, de la historia  y los cambios. Te vas y llegan los espasmos, en forma de llantos, de quejas, de reclamos y autocriticas.
Ahora solo recuerdan las peores cosas que dejaste ver,  se acuerda de las veces que le sacaste una lagrima pero no de las veces que le secaste miles, solo se piensa en que te fuiste, pero no en la veces que estuviste ahí sin que te dieran ningún motivo para quedarte, se acuerdan de las veces que no escribiste en la mañana pero no de las sonrisas que le sacaba cada mensaje de buenos días, Se acuerdan de los huecos y las horas de afán, de las malas conversaciones, de las noches sentados en un sillón sin decirse nada, cuando antes esos silencios eran interrumpidos por besos.
Se acuerdan de las promesas que no cumpliste, pero no de las sorpresas que diste. Sufrimos por ausencias y no valoramos presencias.

Concientízate de que se acabo y que no volverá, sonríe porque alguien tuvo el valor de quererte, conserva las cosas buenas y deja atrás las malas, que bonito es ver pasar el tiempo y saber que ambos están bien, con recuerdos  que contar y buenos olores que recordar.

Levántate y deja el rencor en la silla. 

Sé feliz

Mientras tanto yo estaré esperando tomarnos unas cañas por ahí. 


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