Que bello silencio, que bella oscuridad.
Ese momento de incertidumbre, de desasosiego y agonía,
la desesperación hace cada segundo eterno
me sentía entre rejas negras con presos olvidados
corría de un lado a otro, sin rumbo, sin avance
dando pasos contados, a la espera de un impacto.
Todas gritan cada vez más fuerte, esperanzadas en lo
inmortal
hacen escudos con la espalda y tapan sus oídos del
estruendo
Se acerca el fin y todas lo saben, yo lo sé.
La bala me mira a los ojos, se ríe, me rasga
rápido, sin parpadeo y sin dolor, entra en mí.
Nunca pensé poder describir la muerte
Es tenue, dulce, empaña la vista
mi cuerpo cae en pedazos húmedos
mi estomago se retuerce, pierdo el aliento
Solo pensaba si esto es igual a cuando nací
Veo pequeñas mis manos, mis pies, me vuelvo insegura
¿Cuándo acabará? una parte de mi se levanta para
luchar
No puede sola
Vuelve a caer
Entiendo mis lagrimas como la última señal
Veo a mi alrededor, no escucho más respiraciones
Veo en mi interior, no escucho más respiración.
P. de Lunas.
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