CUANDO NO DEBERÍA AMANECER.

La conocí siendo una hojita de otoño que fue a parar en mi cabeza, la  guardé en un libro en la  página 94, sobre una frase que decía: “En esta parte te equivocaste, esta vez no hay un  final”.

Ella con paciencia y sin saberlo me esperó y me sanó, hizo que mi corazón dejara las marionetas y se estacionara en la que preferiría yo  fuese la última estación.

Es increíble lo que pasa dentro de mi cuando tomo su mano, cuando le acaricio y le miro de frente, es como si al tocarla cada minuto se creara un nuevo poema, una nueva canción, un nuevo mundo con su propia religión.

En este instante, al estar desafiando la cordura y recién amada por ella, me permito estar llena de ilusiones,  me permito entregarme ciegamente a lo que siento…

...Porque ella ha estado  cuando nadie  estaba
Porque ha estado incluso cuando yo no estaba
Porque está ahora acostada en mi cama y nunca se había visto más hermosa.


Mentiría si dijera que no tengo miedo de quererla, de no merecerla  pero también acertaría si dijera que me aterroriza  mucho más la llegada de un  amanecer en el que  ella tendrá que marcharse. 



A ti que siempre estas preguntando cuando voy a escribirte, porque no sabes que a diferencia de mi pasado, a ti  te hago inmortal  sobre mi cuerpo y no sobre un papel.

Aun no despiertes, mi cielo. 



P. DE LUNAS 

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