Laberinto.
Por alguna desconocida razón esta mujer cruzó por mi mente cual laberinto con una bonita entrada color naranja y una puerta muy pequeña. En su primera noche se divirtió, la conocí recién levantada y se quedó un pedacito de mi en algunas de sus pecas. siguió caminando, dando pasitos firmes pero silenciosos yo la notaba, la observaba en silencio mientras ella en ocasiones era ausencia, era letras y fantasía. En el segundo contratiempo del laberinto, el medio día se volvió oscuro solo estábamos ella y yo, desesperados por amor quizá distintos, pero igual de culpables. Sus labios se ponían rojos con cada llama a su piel le salían pequeñas huellas que delataban los roses los fuertes roses convertidos en gritos, en sangre y en una ducha compartida. Siguió caminando, siguió buscando, empezó a conocerme, se empezó a adaptar comenzaron las dudas, los pocos diálogos, los besos resbaladizos y los respiros. Era ella encontrando la salida, nada den...