Miradas que despiden mejor que cualquier palabra.
Entre el humo de algo más que un cigarrillo, pienso que el dolor es buen amante.
Mi cuerpo como lienzo para agujas, gusanos negros en vez de sangre, interruptores de mis ojos y pedazos rotos de un amor propio.
Noches de insomnio, cafés sin efecto alguno, balas en la recámara y sexo con la poesía.
Petróleo en las nubes, lluvias sobre almohadas, canciones tristes y besos a la fuerza.
Tatuajes en la nuca con la palabra cobarde, amenazas de ojos, estadias permanentes y vista al frente del desfile de cadáveres.
Quebrar todas las rutas de escapismo, infiernos de nostalgia, sobredosis de saliva y verte sonreír en todas las fotografías.
Setas venenosas, morir poco a poco y volver a la realidad, justamente donde no quiero estar y verme como una marioneta colgada de tus hilos.
/Murió en la madrugada danzando sobre la realidad ./
Priscila de Lunas.
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